En mi constante búsqueda del ser, he llegado a descubrir los mantras y su poder para liberar la mente y abrazar la espiritualidad. Los mantras son sílabas o grupos de sílabas en sánscrito, la lengua arcaica que se habló en el norte de la India desde fecha antigua hasta el siglo III antes de Cristo, y que después continuó existiendo como lengua escrita de las religiones, la literatura y el pensamiento. La palabra está compuesta de dos sílabas: man que significa mente y tra, liberación.
Los mantras contienen vibraciones altas que al repetirlas o escucharlas, con un propósito, tienen el poder de enfocar la mente y motivar cambios. Esto se logra porque en la medida que se repiten, la mente no tiene espacio ni tiempo para otros pensamientos, por lo que logramos relajarnos y meditar profundamente. El principio de un mantra es el concepto básico de que el sonido es vibración y toda ondulación, a su vez, genera energía y, por lo tanto, tiene la habilidad de provocar transformación en el campo donde se introduce con el propósito de alcanzar la sanación y el crecimiento espiritual.

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Así como el “Santo rosario” o el “Padre nuestro” son sagrados para los católicos y / o protestantes, los mantras suelen serlo para las personas que creemos en ellos. La repetición de un mantra origina un estado de tranquilidad y paz interior, pero también, activa la circulación sanguínea y controla la ansiedad. No hay que ser budista ni hinduista para creer en el poder transformador de un mantra. Lo utilizan, también, los practicantes del yoga y personas (como yo) que solo buscan la perfección espiritual y la unión con lo absoluto para obtener mayor eficacia en el dominio del cuerpo y la concentración anímica.
En mi proceso de cambio de vida, este “descubrimiento” me ha ayudado a conectar conmigo y comenzar el proceso de reconciliación con mi “yo” perdido. Cuando una mujer llega a esta etapa puede desconocerse a sí misma y, si bien las evoluciones físicas crean un desbalance en el cuerpo, los cambios mentales agotan el alma. A través de la lectura sobre este tema y el apoderamiento de varios mantras que escucho y / o repito, he aceptado que mi salud física y emocional van de la mano y que no puedo ser responsable de los sentimientos y opiniones de otras personas, ni de las expectativas que tengan de mí.
En mi constante búsqueda del ser, el Universo ha puesto en mi camino distintos ángeles de luz que me han ayudado a descubrir cosas nuevas y a indagar en mí misma para encontrar las respuestas que busco. Así he balanceado mis chacras, una y otra vez y otra vez y otra vez. Ahora conozco que estos centros de energía que tiene el cuerpo humano rigen nuestras funciones orgánicas, psíquicas y emotivas y que todo debe estar en perfecto orden.
Aunque es un trabajo constante, el conocimiento de distintos mantras me ha permitido lidiar mejor con mis cambios físicos-hormonales, estados de humor e irritabilidad, propios de la menopausia, con el fin de no mandar al carajo a cualquier persona, en cualquier momento y sin el menor reparo. Enfatizo en que es “un trabajo constante”, aún no he alcanzado la Iluminación (ja, ja, ja…)
El mantra “Om”, por ejemplo, uno de los más conocidos, produce en el cuerpo y en la mente una gran armonía. La letra “O” hace vibrar la caja torácica y la letra “M” hace vibrar los nervios cerebrales, por lo que el sonido “OM” causa un efecto sedativo. Ahora bien, hoy por hoy, el mantra con el que más me identifico y me siento en control es “Ra Ma Da Sa Sa Say So Hung”. Según los estudiosos del tema, este es uno de los mantras más poderosos que existe y es ideal para elevar nuestra frecuencia hacia la sanación divina, deshacernos de lo que nos estorba y dejar ir lo que no necesitamos. Nada más oportuno para mí en estos momentos de metamorfosis.
¿Y qué significa? Ra es lo mismo que sol, energía; Ma, luna, receptividad; Da, tierra, fortaleza; Sa, energía sanadora del infinito hacia mí; Say, honrar a la divinidad; So, vibración de la unidad; Hung, lo real, la esencia de la creación y So Hung, yo soy tú. Los sonidos de este mantra invocan las energías del Sol, la Luna, la Tierra y el Espíritu Infinito, con el objetivo de traer sanación profunda. Se puede cantar para sanarse a una misma o enviar sanación a cualquier persona que lo necesite. Es un mantra que se usa por su poder sanador y por su poder para encontrar la fuerza y el brillo personal. Lo tengo muy presente en este momento de mi vida en el que, tras la madurez, afloran viejas heridas, debilidades, culpas y resentimientos con mi propio ser. Repito: aún no he alcanzado la Iluminación, pero me está ayudando.
Es un tema serio, aunque lo trato con algo de humor. Mujeres, esto no está fácil y a todas nos llega, irremediablemente. ¿Recuerdan el refrán “se juntó el hambre con la necesidad”? Pues en mi casa se juntó la adolescencia con la menopausia y esto está brutal. A mí ya no me quita el sueño el qué dirán y a mi hija le importa todo, a mí ya nada me da vergüenza y a mi hija todo le causa pudor; yo me enfoco con los mantras y ella con sus BTS. Para mi hija yo soy una brujita loca, para mí ella es una sirena nadando entre varios mares. Bruja o sirena, atravesamos por muchos cambios. La oruga se convierte en mariposa y la mariposa, ¿en qué se convierte? (tema para otra columna).
Mi metamorfosis está abriendo puertas y cerrando otras. Estoy dejando de angustiarme y aceptando que es parte de la vida. Así como mi cuerpo ha ganado peso, he perdido peso en mi alma y que para bien sea. “Ong Namo”, que quiere decir: llamo a la sabiduría divina para que esté con todos nosotros.
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