POPULARIDAD VS AUTORIDAD: ¿QUIÉNES SON LOS “INFLUENCERS”?

¿Te ha pasado que tu hijo o hija preadolescente de pronto comienza a hablar y a vestirse diferente? ¿Te ha pedido que lo lleves a comprar una camiseta, una gorra o un libro de su yutúber favorito? ¿Sabes a qué edad nuestros hijos son vulnerables a los “influencers”?

Según Elena Bragado, directora general de la Fundación Alia2, que promueve la educación en Internet y las redes sociales desde etapas tempranas, los niños a partir de los 10 años se vuelven sensibles al fenómeno de los distintos “influencers” que conocen a través de plataformas como Youtube e Instagram, entre otras.

Es importante que sepamos que durante la preadolescencia Mami o Papi comenzamos a dejar de ser la autoridad y la figura a seguir. Somos suplantados por los “influencers” que nuestros hijos siguen o imitan, aun sin reconocerlo. ¿Por qué? Porque apelan a sus intereses, les hablan de tú a tú, enriquecen sus contenidos con imágenes y videos y existen “influencers” de todo lo que a nuestros hijos les puede interesar.

¿Es esto negativo? No necesariamente, pero tenemos que estar alertas porque como bien afirma el profesor José Luis Orihuela, de la Universidad de Navarra y especialista en la comunicación digital, uno de los aspectos más destacados y preocupantes es que la capacidad de influir ha dejado de estar sustentada por el conocimiento experto de una autoridad y se funda en la popularidad que las redes otorgan a personas engrandecidas por sus propias comunidades de seguidores.

¿Qué podemos hacer como padres responsables? Estar pendientes y conocer a quiénes siguen nuestros hijos y cuál es el contenido que publican estos “influencers”. Explicarles la diferencia entre alguien que se expresa sobre un tema porque es popular y alguien que habla de un asunto porque es un experto en la materia. Bragado recomienda, además, que conversemos con los chicos sobre la diferencia entre lo que se proyecta y lo que realmente es la persona detrás de su cámara.

Esta responsabilidad recae sobre nosotros como padres, ya que en la escuela no existe una educación formal sobre redes sociales y, sin embargo, la generación actual pasa muchas horas conectado a Internet. Por otro lado, lo que no conocen de primera mano lo saben a través de sus pares y luego van y lo investigan por su cuenta. De modo que no podemos quedarnos rezagados. Tenemos que estar más al día que ellos y dejarles saber que por el hecho de que puedan pasar mucho tiempo en la red, no significa (ni remotamente) que saben más que nosotros.

Cada vez que nuestro preadolescente nos mencione un “influencers” nuevo, tenemos que apresurarnos a investigar quién es y conocer de primera mano el contenido que comparten. Así podremos saber si esa influencia es buena para ellos o si debemos redirigirla.  El universo de Internet es infinito. Hay cosas buenas para nosotros y también para nuestros retoños. Y por supuesto, recordemos que, aunque tal vez hoy menos que ayer, nos siguen observando… Y a lo largo de sus vidas somos sus verdaderos “influencers” porque quizá no tengamos mucha popularidad, pero sí autoridad.

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