Para la mayoría de nosotros ya se acerca el clásico receso de las festividades navideñas. Para disfrutar plenamente de la Navidad hay actividades que podemos realizar con nuestros hijos, al mismo tiempo que fomentamos valores que son para toda la vida.
Aquí comparto algunas sugerencias:
- Preparar el hogar para la época:
Podemos hacer una limpieza profunda en la que recojamos cosas que ya no usamos y las donemos a personas que puedan sacarles provecho. Decorar la casa con artículos navideños e incluir detalles hechos por los pequeños. Con esta actividad fomentamos el valor de la unidad y la generosidad.

- Escribir una carta a un ser querido
Para esta actividad seleccionemos a una persona que sea especial en nuestras vidas. Ayudemos a nuestros hijos en la tarea y exhortémosle a que exprese sus sentimientos a ese ser amado, le agradezca por ser parte de su vida, a la vez que le extienda sus felicitaciones y mejores deseos. Con esta obra promovemos el valor de la solidaridad y la gratitud.
- Visitar a alguien que no lo espera
Una visita sorpresa puede ser un gran regalo. Sobre todo, si se trata de alguien a quien no vemos con frecuencia y que es posible que esté solo. La visita de los niños siempre es motivo de ilusión, juegos y alegría. Al hacer esto avivamos el valor de la sensibilidad y el amor.
- Ver películas u obras navideñas
Las películas y las obras navideñas siempre cuentan historias con las que podemos identificarnos y resaltan valores humanos que es bueno recordar. Además, es una actividad que hacemos en familia e impulsa la empatía, la fe y la confianza.
- Leer cuentos navideños
La lectura es gratificante en todo momento. Podemos aprovechar esta actividad para leer historias entretenidas y conocer cómo se celebra la Navidad en distintas partes del mundo. Incluso, dramatizar alguna escena para el disfrute de todos. Esta acción promueve la equidad, el respeto y la creatividad.
- Confeccionar tarjetas navideñas
Con la eficacia de la tecnología ya muchos han perdido la tradición de las tarjetas navideñas. Recobrar esa costumbre, haciendo nuestras propias postales puede ser maravilloso y divertido. Al realizar esta obra provocamos la creatividad y obsequiamos amor a través de ejemplares únicos para esas personas especiales que, sin duda, las atesorarán.

Cada familia es única y sabrá cuáles de estas sugerencias puede llevar a cabo. Lo importante es pasarla bien, dar amor y estar unidos. No nos quedemos solos en nuestra habitación, abramos las puertas, los brazos y los corazones.