Si retante es ser madre soltera de un hijo sin condiciones especiales, imaginen lo difícil que debe ser tener la responsabilidad absoluta de hijos con características distintas. Por eso en esta ocasión quiero compartir con ustedes un panorama general de las madres solteras que tienen hijos con autismo. Esta condición es un trastorno psicológico que se caracteriza por la intensa concentración de una persona en su propio mundo interior y la progresiva pérdida de contacto con la realidad exterior. Existen tres grados de autismo: trastorno autista, autismo regresivo y autismo de alto funcionamiento. El primero es el grado más severo.
Recientemente conversé con una madre soltera que tiene dos hijos con autismo. Ellos ya son mayores de edad, lo que agrava la situación de familias como esta porque las ayudas gubernamentales son casi nulas, una vez han llegado a la mayoría de edad. Sara Rodríguez tiene dos hijos autistas de 21 y 22 años de edad, respectivamente. “Es bien difícil estar sola con ellos. No tengo quien me reconforte. Las amistades y los familiares se alejan. Ya no recibo invitaciones a cumpleaños. Llevo una vida solitaria porque son pocas las personas que pueden comprendernos. No puedo salir con mis hijos porque la gente comienza a mirarnos como si fuéramos de otro planeta”.

Sara es jefa de hogar y trabaja desde su casa. Sus hijos reciben el seguro social por parte de su padre de quien no saben desde el 2008. Valerie y Giovanni aún toman terapias, gracias a una extensión que Sara consiguió por deuda en servicios. No obstante, el próximo año finalizan estas ayudas. Ellos, como muchos otros jóvenes y adultos con autismo en Puerto Rico, deben buscar opciones para lograr recibir asistencia.
Sara, a pesar de su difícil situación, es una madre luchadora que antepone las necesidades de sus hijos a las suyas. Por eso no se ha dado por vencida. Ella dice que no sabe cómo lo hace, sino que enfrenta los retos día a día. Ante el incierto futuro de los jóvenes y adultos con autismo en Puerto Rico, ella unió esfuerzos con Vanessa Villegas para crear Corazón azul, Inc., una organización sin fines de lucro que brinda servicios especializados para la población de jóvenes y adultos con autismo severo que después de cumplir los 21 años de edad quedan desprovistos de ayuda para sus necesidades de salud y bienestar. “Corazón Azul es nuestra esperanza”, afirma Sara.
El propósito de esta entidad es que los jóvenes y adultos con autismo en Puerto Rico sigan recibiendo servicios con el objetivo de que logren ser más independientes. Según Sara, aunque sufran de autismo severo, si continúan recibiendo terapias pueden lograr aprender cosas básicas para ayudarlos a vivir mejor. Y tanto ella, como muchos otras madres y padres podrían seguir trabajando por su sustento.
Con el esfuerzo de madres y padres como Sara, la organización ha logrado recibir donaciones de industrias privadas que les han suplido materiales y otros recursos. Sin embargo, lo más que necesitan son manos que los ayuden. Sostener esta entidad requiere de escribir propuestas para buscar fondos que sostengan lo que hasta ahora han logrado y así poder continuar brindando servicios a jóvenes y adultos con autismo en Puerto Rico.

Yo que soy jefa de hogar y madre de una niña de 10 años, ante la realidad cotidiana de madres como Sara, pienso que mis esfuerzos son mínimos. Muchas veces me he quejado, lamentado, llorado y he pasado penurias, pero no se comparan a las que día a día enfrentan estos nobles corazones azules. Por eso me sensibilizo ante esta causa y agradezco al universo que me haya permitido usar mis manos hoy, para escribir sobre estos tiernos, valientes y luchadores corazones. Corazón Azul necesita manos, ¿cómo puedes ayudar con las tuyas?
P. D. Únete al evento de exhibición de carros antiguos a beneficio de Corazón Azul, Inc. los días 24, 25 y 26 de enero 2020, en el estacionamiento aledaño al Tablado del Río y el coliseo Mario Quijote Morales en Guaynabo.
Nota: Imágenes cortesía de Pixabay