Aunque hoy día las mujeres hemos logrado incursionar en campos que antes nos eran negados, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, solo el 23 % de los gobiernos nacionales alrededor mundo están ocupados por mujeres. De modo que se necesita mucho para lograr que la brecha de género pueda cerrarse.
Las madres que críamos niñas tenemos aún un gran reto. Sin embargo, es posible educar niñas valientes para que se conviertan en líderes mundiales. En un artículo que publicó la revista Forbes se revelan algunas recomendaciones para que inculquemos audacia, en las niñas que formamos hoy.

Una de las sugerencias es que las animemos a tomar más riesgos. Culturalmente solemos limitar ciertas actividades infantiles porque pensamos que son arriesgadas para las nenas. Por ejemplo, si un varón puede asumir el riesgo de hacer piruetas en el aire en una patineta, una niña también puede. Si un niño se arriesga a inscribirse en una competencia internacional de matemáticas, una nena también puede. Mientras las niñas se enfrenten a más situaciones en las que tengan que demostrar su coraje, más valientes serán.
Como madres responsables debemos enseñarles a nuestras hijas sobre la firmeza. Desde pequeñas deben aprender que son libres de expresar sus opiniones y que deben defender sus posiciones. Eso no las hará ni menos femeninas ni menos amables. Debemos elogiar su firmeza de la misma forma que elogiaríamos su afabilidad.
Otra sugerencia que nos dan es mostrarles modelos femeninos fuertes. No solo deben seguir figuras famosas por su belleza física o por sus talentos artísticos. Sino también, ejemplos de mujeres exitosas que han logrado cambios significativos en el mundo, mujeres valientes y arriesgadas que han enfrentado los estereotipos y han alcanzado valiosos logros.

Por otro lado, es importante que las animemos a tener aspiraciones. Si sueña en grande, hará grandes cosas. Mientras criamos, debemos exponerlas a muchas experiencias para que descubran su vocación y forjen sus metas. Si desde pequeñas trabajan duro serán fuertes y valientes, lo que las conducirá al éxito.
Y lo más significativo, en mi opinión, es que les revelemos que “lo esencial es invisible a los ojos”, como le dijo el zorro al principito. El verdadero valor está en el interior no en la apariencia, ni en los bienes materiales, ni en la gente que las rodea. Una niña debe saber que es capaz de hacer grandes cambios con tenacidad, justicia, comprensión y tolerancia.
Eduquemos a nuestras hijas con amor y seamos ejemplo de lo que profesamos. No aprenderán a ser valientes, si somos madres cobardes. No serán arriesgadas si todo el tiempo nos quedamos en la zona segura. No serán fuertes si somos mujeres débiles. No tendrán aspiraciones si somos conformistas. No se valorarán internamente si no miramos con el corazón.