Seguramente, al leer el título, muchos piensan que hablamos del sustento de menores ya que, en Puerto Rico, así se conoce a la organización gubernamental que atiende este asunto. No obstante, no se trata solo de eso. Asumir es hacerse cargo, responsabilizarse de algo, aceptarlo. Así que va más allá de la manutención. Cuando un padre tiene el deber de mantener a un hijo y el privilegio de compartir con él, debe asumir otros compromisos porque su bienestar va más allá de lo económico.
Hay veces que el padre que tiene la obligación de pasar la pensión, piensa que le está dando dinero a la madre y duda que esta lo manejará adecuadamente. En ese caso debería tener al hijo, por lo menos un mes, y asumir todos sus gastos y caprichos para que entienda que poco es suficiente porque las madres hacemos milagros. Doy fe de ello cuando he sobrevivido muchas veces sin la aportación económica del padre de mi hija y la gracia divina ha multiplicado nuestro pan y nuestros peces. Cuando el proveedor incumple con su obligación, las madres trabajamos más y hacemos malabares para que nuestros hijos no sufran ningún impacto.
Sin embargo, además del deber económico, existe el cometido moral. Si el padre goza del privilegio de pasar tiempo con sus hijos, no debe perderlo porque el momento que pasa ya no vuelve. A veces los papás buscan a los niños y en vez de disfrutar con ellos, los dejan con un familiar, o se los llevan a hacer cosas de adultos y no comparten tiempo de calidad con ellos. Eso también es asumir, ya que la responsabilidad de un padre es saciar todas las necesidades, y la parte emocional es sumamente importante. Un hijo que no se siente amado, no es feliz.
Los hijos crecen y con el paso del tiempo van comprendiendo cosas que en un momento no entendían o no percibían. De allí nace el vacío, el reproche y la tristeza por aquello que entienden que les faltó. Podemos herir a nuestros hijos accidentalmente, pero lastimarlos a causa de nuestra imprudencia, es desleal. Asumir lo que es ser madre y padre es encargarse de toda la complejidad de otro pequeño ser humano.
Yo asumo:
- Asumo los buenos días, el beso y el abrazo mañanero.
- Asumo la tranquilidad y la fe cuando la dejo en la escuela.
- Asumo las tareas diarias y los caprichos furtivos.
- Asumo su esparcimiento, su aseo, su descanso.
- Asumo el cuento nocturno y el abrazo en la cama hasta que llega el sueño.
- Asumo que esté bien física y emocionalmente.
¿Qué asumes tú?
P. D. Esta columna está escrita desde mi perspectiva como madre, pero me consta que puede ser a la inversa. Seamos juiciosos.