TARJETAS, DULCES, AMOR ES…

Hace unos años, el día de San Valentín, mi hija regresó a casa con varias tarjetas dedicadas a su nombre. Recuerdo que cuando encontré la primera, en tono de broma, le pregunté que quién era el fulano. Luego siguieron apareciendo tarjetitas en el bulto, entonces me di cuenta que se trataba del tradicional intercambio de postales de San Valentín, que celebran en las escuelas. Sin embargo, yo, madre primeriza, no había comprado cartitas para los compañeros de Sofía. De esa ocasión aprendí que hay ciertos ritos que celebrar.

Recuerdo que cuando yo era pequeña tenía un traje blanco repleto de corazoncitos rojos, que mi mamá me ponía para ir a la escuela el día de San Valentín. De modo que era la niña más acorazonada del patio escolar. Para aquella época también repartíamos tarjetas de amistad a nuestros compañeros, solo que muchas veces, las hacíamos nosotros mismos. Además, coronaban a una reina y a un rey de corazones, que nosotros elegíamos por simpatía.

Hoy día veo el entusiasmo que Sofía Valentina le presta al famoso 14 de febrero y evoco la inocencia de aquellos años de infancia. Para ella es toda una ocasión porque es un día de fiesta en la escuela. Como ya está más grande se esmera en escoger la ropa casual que se pondrá y el peinado que se hará. Por supuesto, presta especial interés en los dulces que se comerá, en lo mucho que va a brincar y a bailar y en los detalles que le va a ofrecer a sus amigos, compañeros y maestras. Me toca entonces avalar su entusiasmo y lo hago con mucho gusto. Este año compramos pulseras de dulces que vienen en empaques individuales y con espacio para la dedicatoria.

Como todo momento es bueno para alguna lección de vida, le pedí a mi hija que hiciera un dibujo que representara a nuestra familia en San Valentín. Aquí se los comparto: Pepe, ella y yo. Me parece que es un dibujo muy lindo y representativo de nuestro amor. Ese amor que damos cada día a nuestra familia, amigos, compañeros… Pequeños gigantes que irradian luz en nuestros corazones.

Celebrar el amor y la amistad es cuestión de cada día, los insignificantes detalles son los grandes regalos. Mi hija es un ser de amor como todos los niños. Ellos son el verdadero significado del amor: sin prejuicios, inocente y desinteresado. Mis aplausos y reverencia a esos cachetitos rojos y sudados, que juegan libremente y corren hacia nosotros a abrazarnos. ¡Feliz día del amor y la amistad, todos los días!

 

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